En el año 2018, la ADSPA se llena de duelo y desconsuelo frente a la pérdida de su respetado, querido y octogenario presidente y delegado de colectas en Castalla D. Salvador Leal Rico a quien el cielo se ha llevado. Conocerlo era quererlo. Hombre sagaz, que sabía hacer valer su personalidad y autoridad mediante el uso de la palabra. Siempre cordial, afable y diligente,
enciclopedia viviente, con temperamento bonancible y muy tenaz, nunca abandonaba una idea que valorase óptima para ensalzar a su pueblo: Castalla, o a su queridísima Donación de Sangre Altruista.
Salvador Leal ha sido para muchos castelluts hombre de temperamento de acero inoxidable. Sonrisa bonancible dibujada en su cara y mirada propia. Desde su juventud se juraría usar su vida en la búsqueda de sangre que transfundir para salvar la vida de otras muchas personas. Ante todo, primero el ser humano, su vida por delante. Que nunca faltase para el enfermo o accidentado esa bolsa de sangre. Pionero dentro de la causa de las colectas de sangre en su localidad, sagaz y auténtico, tal cual. No obtuvo por casualidad su merecidísimo Mérito Nacional a la Donación Altruista de Sangre en España, tampoco fue baladí la concesión de la placa con su nombre a los pies del primer Monumento de España al Donante de Sangre. Católico ferviente no dudo en 1982 en donar a su virgen la medalla de Oro con la que la Cruz Roja distinguió a los donantes de Castalla.
La montaña alicantina no pudo ocultar el fulgor y efervescencia de este gran ser humano a quién despedimos desolados a la par que enardecidos de orgullo. Con ojos arrasados en lágrimas le recordaremos en cada colecta de sangre o cuando alcemos la vista hasta la bóveda azul de porcelana. Perdemos a uno de los grandes de la donación de sangre. Descansa en paz, amigo y compañero.